El mensaje de las emociones incómodas

A raíz de los comentarios de un post anterior basado en un ejercicio de liberación emocional, me surge la idea de escribir uno respecto al mensaje de las emociones menos agradables que de vez en cuando nos visitan.

Las emociones son algo que nos distingue como especie, son el mejor atributo con el que contamos en la escuela-vida para cumplir nuestro objetivo de experimentarnos como seres autoconscientes. Entre toda la gama de posibles emociones que podríamos experimentar, hay una serie de ellas “poco tolerables” que podemos temer que nos arrastren, se hagan evidentes y resulten obvias para todos. Son las emociones “incómodas” de la ira, los celos, la envidia, la culpa, etc., todas ellas que podrían poner en evidencia nuestra bien administrada personalidad, nuestra madurez y hasta nuestro sentido común, cierto?. Pues nada más lejos de la realidad. Sólo una percepción de poco alcance podría sacar tales conclusiones.

Nuestras emociones desagradables son aliadas (sí, como lees), son como amigas que nos cuidan y nos facilitan información. No importa lo desagradable que parezca la señal que envían, ya que en realidad constituyen un valor para nosotros. Las emociones “negativas”, lejos de ser un incordio, tienen un mensaje, un atributo funcional, que nos facilita el autoconocimiento y nos indica un nuevo rumbo a seguir, sólo hay que prestarles atención. He aquí algunos ejemplos:

  • Culpa: señal de que has violado alguna norma personal y debes asegurarte de no hacerlo de nuevo en el futuro.
  • Celos: crees que tu bienestar emocional está en peligro y necesitas hacer algo.
  • Cólera: necesitas hacer algo para frenar el ataque o/y abuso de tu bienestar, o para prevenirlo en el futuro.
  • Suspicacia: peligro ante situaciones ajenas incongruentes (mensaje intuitivo).
  • Ansiedad: hay algo en tu futuro para lo que necesitas prepararte mejor.
  • Arrepentimiento: lo que podrías o deberías haber hecho y no hiciste en ese momento.
  • Abrumado: estás pretendiendo alcanzar resultados, que son muy importantes o muy numerosos para poderlos realizar en el tiempo que tienes disponible.
  • Frustración: el objetivo  que pretendes es excesivo o los medios que estás poniendo son inadecuados.
  • Cautela: ¡atención! puede haber un peligro inminente.
  • Rabia: hay algo que no comprendo.
  • Miedo: me falta información.
  • Preocupación: hay algo de lo que necesito ocuparme.
  • Envidia: sueñas con lograr cosas por ti y para ti, pero no te has atrevido aún.
  • Desánimo: necesito cambiar la percepción de que los problemas que enfrento son permanentes o se hallan fuera de mi control.
  • Herido: abrigo una expectativa sobre alguien que no se ha cumplido; sin suponer de antemano, voy a pedirle que me explique.
  • Soledad: necesito relacionarme con la gente.

Una vez descubres el atributo funcional de la emoción, inmediatamente se transforma en un sentimiento provechoso de tener y sentir, te es útil para avisarte cuando has cometido un error, violado una norma personal o estás luchando por algo. Con esta retroalimentación puedes responder más apropiadamente a ellas. Por tanto, son realmente una brújula interior que te señala las acciones que debes llevar a cabo.

Si quieres que tu vida funcione de verdad, tienes que hacer que las emociones menos agradables, trabajen para ti. No puedes escapar de ellas. No puedes dejar de sintonizar con ellas, trivializarlas, ni huir de lo que significan. Tampoco puedes permitir que rijan tu vida. Si te limitas a reaccionar ante tus emociones incómodas mediante la pauta de la evitación, se te escapará el valioso mensaje que éstas te ofrecen. Y si persistes en ello, devendrá una crisis personal.

Cuando se desconoce o desatiende a estas razones, surge la represión emocional y con ello la posibilidad de ocasionarnos bloqueos internos, molestias, y aún enfermedades. La emoción sin salida y sin resolución, se vuelve tóxica. Una de las formas más eficaces y sencillas de gestionar las emociones tan pronto se generan (aparte de la toma de conciencia de sus mensajes), es el ejercicio de Reiki antes mencionado; el movimiento, el deporte, la danza o el arte consciente para hacer el trabajo de liberación, son otras excelentes opciones al alcance de cualquiera.

Otra de las formas que empleo en mi consulta, con excelentes resultados es el trabajo chamánico sobre el campo de energía personal, el cuál se muestra especialmente idóneo cuando las emociones atrapadas en las viejas heridas han alcanzado un alto grado de toxicidad, manifiesto bajo la forma de un profundo malestar interior que tiñe todos los otros aspectos de la vida. En otro post futuro hablaré al respecto de ello.

Mientras, comparte si gustas, si aceptas en tí y cómo gestionas tus emociones más “avergonzantes” y qué resultados te ha traído.

Gracias por estar ahí!

©Rita Páez –  http://ReikiEnCastellon.com

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