Luces en mi sombra

Siempre he pensado que en la economía del universo, todo es valioso, perfecto y útil en algún contexto. La naturaleza nos lo demuestra a diario, reciclándose, transformando unas energías en otras y sacando ejemplar provecho de todo.

Después de años investigando, estudiando y practicando distintas terapias naturales y alternativas, prácticas espirituales y sistemas de automejoramiento, a cada rato me quedaba con la sensación de que siempre estaba luchando contra algo e intentando cambiarlo, a base de encontrar algo “mejor” que aquello que estaba a todas luces mal, vamos, como un jardinero especializado en apenas sacar malas hierbas. Por alguna razón (y hablo de mi percepción exclusivamente), el enfoque era batallar contra el “mal”, manifiesto bajo la forma de enfermedad, depresión, miedos, bloqueos energéticos, creencias autolimitantes, etc., que debían ser erradicadas del sistema sin más. No obstante, en un momento dado me di cuenta de que bajo ese enfoque orientado hacia las malas hierbas, me olvidaba de lo importante (y esencial) de sembrar nuevas y bellas flores.

Desde mi perspectiva, siempre sesgada, he visto eso mismo a mí alrededor: terapeutas enfermos, dolientes, grupos de crecimiento personal que estallaban a base de chismes, críticas, traiciones, insultos y maledicencias, gente presuntuosa acerca de que su técnica era la mejor, personajes en busca de poder (sobre otros), gente con un arsenal inmenso de conocimientos espirituales en papel cuya esencia no era nada evidente en su conducta, y más.. y bueno, señalar que NO es una crítica, sino una observación que me indica que algo no va bien después de todo, en el enfoque de “barrida y mesa limpia” de todo aquello que nos perturba, y no es que algo no va bien en las técnicas (que desde mi perspectiva de uso y abuso consciente durante tantos años, son todas sobradamente eficaces), sino que el ENFOQUE ha dejado corto el trabajo con la sombra, el adversario interno o el “error” inconsciente que llevamos dentro.

En mi experiencia, las sombras interiores se descubren como las causantes de nuestros pesares, de nuestra “mala suerte”, de nuestras pésimas relaciones interpersonales y de nuestras enfermedades, pero todo lo más que hacía era verles a la cara (que no es poco), como origen y raíz de todo mal, sufrirlas un poco a través del autojuicio, la autoflagelación y la autocompasión y luego, volver a encajonarlas y mandarlas al trastero interior, después de todo, lo guay es la alegría, estar bien, felices, sonreír, ser siempre positivo, etc…. No?? Mirarlo bien: ¿no es un enfoque bastante absurdo? este descubrimiento me ha hecho cuestionarme todos mis antiguos presupuestos y me ha hecho replantearme las cosas.

Mientras me retorcía en la debacle, me he centrado en sembrar flores y árboles frutales en mi campo interno, de allí que retomara mis aficiones artísticas, también me dejé de ver la tele, los diarios y a cierta gente, me di el lujo de escoger cuidadosamente los materiales de lectura, todo guiado por mi instinto, obedeciendo a órdenes viscerales casi. Esperaba que en este tiempo mi parcelita se llenara de malas hierbas hasta comerme viva, pero lo cierto es que mi mundo interno ha mejorado y florecido ostensiblemente, me encuentro mucho más serena, tranquila, y sobre todo motivada y alegre por poder dedicarme cada día a aquello que amo y hacer en cada momento exactamente lo que me apetece. Mis relaciones personales atraviesan sus mejores momentos y los días transcurren apaciblemente.

Cuando finalmente me dejé de enfocar en aquello que estaba “mal”, automáticamente y por encanto, aquello que está muy bien, empezó a proliferar :-). Ya sabes, aquello donde pones tu atención, se manifiesta, se preserva y se expande. Y entonces empecé a dar con distintos materiales, escritos, videos, ceremonias, etc., que me orientaron respecto a toda mi confusión previa. Alabo por encima de todo, a la especialista en el tema de la sombra, Debbie Ford, cuya literatura y videos me he devorado al completo. Esta gentil mujer, fue la que me ofreció un punto de vista suficientemente ecológico, amplio y comprobable, que satisfizo todas mis ansias de saber al respecto. Baste decir que entre otras cosas, esta visión es lo que me impide enjuiciar negativamente las conductas ajenas (y las propias, obvio), dado que me trajo la luz de la comprensión automática. Conocer todo esto, ha sido una gran transformación mental en toda regla.

Luego di con las “transgresoras” ideas de Colin Tipping que enseña el “Perdón Radical” (fantástico adjetivo, no les parece?), también casi por encanto algunas de las bombillas apagadas que me habían quedado de la PNL se encendieron y junto con otros conceptos ya incorporados, me ofrecieron la perspectiva que necesitaba. Estoy en paz…. Ahhhh (suspiro).

Ahora todo lo que sé es:

Que nuestra verdadera esencia se oculta en las sombras de las historias dramáticas de nuestras vidas.

Que todas esas historias son un ingrediente básico en la amalgama de lo que somos y en gran parte son el elemento a través del cual podemos ofrecer al mundo nuestro don único, y vivir nuestra finalidad más elevada.

Que nuestra sombra es entonces un tesoro de valor incalculable.

Que uno de los mecanismos por el cual la sombra se manifiesta es a través de la proyección, y que bien empleada, es una fantástica herramienta para poder aprovechar todo su potencial.

Que la paz sólo se consigue abrazando a la sombra como a un viejo amigo querido.

Que la sombra puede catapultarte directamente a cumplir la misión de tu alma.

Que el perdón derrite radicalmente las culpas si logras alcanzar una buena perspectiva…. Una en donde el perdón se transforma en profundo y sincero agradecimiento.

Y que de ahora en adelante, mi trabajo interno y externo, va a enfocarse en permitir a las malas hierbas, servir de abono a mis flores y mis árboles frutales, viviré en el consentimiento amoroso hacia mí misma, con la confianza plena que me permite el ser consciente de la perfección del mecanismo que como seres espirituales elegimos para experimentar la dualidad.

***
EL SEMBRADOR
Se trata de una curiosa estatua que está en Kaunas, Lituania.
Durante el día puede pasar desapercibida, como muestra la foto. Un bronce más, herencia de la época soviética:
 
 
Pero cuando la noche llega, la estatua justifica su título, su nombre pasa a tener sentido.
Veamos la foto:
 
 
La labor del sembrador es constante, nuestra sombra esconde tesoros..

 

¿Y tú? ¿eres consciente de tu sombra? ¿la has hecho tu amiga?.. Me encantará leer tus comentarios.

©Rita Páez – http://ReikiEnCastellon.com

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