Algunas veces oigo a personas que practican Reiki, decir que éste no siempre trae resultados; por un lado puede deberse a la falta de práctica, si no somos constantes poco vamos a ganar, Reiki como cualquier disciplina requiere de asidua práctica y los verdaderos resultados suelen llegar con el tiempo. Podemos tener mejoras como mejoramos cuando practicamos un deporte, pero el aumento del rendimiento será muy superior después de dos años o cinco o más de práctica que con sólo 6 meses. Con el Reiki es parecido, se van removiendo actitudes, vamos viendo procesos dañinos de los que no éramos conscientes, nos esforzamos en superarlos, pues es trabajo nuestro no del Reiki, sólo nos ayudó a ser más conscientes, vemos tendencias que sería mejor modificar, sentimos mejoría con el tiempo y ello nos motiva a seguir profundizando, pues todo el bienestar, salud y felicidad ganados muestran que vale la pena todo el trabajo que se ha realizado.
Por otro lado, a menudo el enfoque que tenemos respecto a cómo debemos actuar no se corresponde o no es coherente con el equilibrio y armonía por el que nos encauzaría el Reiki. Esto suele llevar a un estado de malestar interior al no ver resultados que se puede traducir como: “algo no estoy haciendo bien”, es como intentar introducir una pequeña bola por la ranura de un rectángulo, como esos juegos didácticos para nenes, por supuesto la bolita no pasará, no se ajusta al tamaño ni la forma.
Hay que ser coherentes con lo que sentimos para así poder introducir la bola por el orificio de la bola, el rectángulo por el orificio del rectángulo. Si no es así, temporalmente nos sentimos perdidos, errados en lo que verdaderamente quiere el corazón, autoengañados, y frustrados al observar que parece que no vamos a ningún sitio.
Es curioso ver cómo cuando empezamos a seguir el camino que verdaderamente tenemos que andar, las cosas se dan con relativa rapidez y el motivo podría ser que Reiki no favorece rutas que no nos corresponde, o que son dañinas para nosotros, pero si nos apoya cuando estamos en ese tramo que nos es propicio en este preciso momento, más bien a través de anécdotas y sincronicidades (aparentes casualidades) nos va llevando hacia ese camino.
Todos estos aspectos son trabajados en el segundo nivel de Reiki. Este nivel se enfoca hacia la armonización de los planos mental y emocional sanando todas las heridas, es decir, liberando dolores, malestares emocionales que perduran (bloqueos) y mostrándonos las posibles causas mentales (actitudes negativas, patrones de comportamiento, experiencias del pasado que hoy día siguen afectándonos, cuestiones que al experimentarlas nos provocaron un impacto mental o emocional negativo, etc).
Con las herramientas de este nivel de Reiki podemos tratar esta diversidad de problemas entre otros, por lo que si con el primer nivel de Reiki nuestro cuerpo se fortalecía y llenaba de vitalidad con el segundo nivel empezamos de forma progresiva a encontrar la paz mental y el equilibrio emocional. Cuando esto ocurre se incrementa la sensación de bienestar y energía, pues aquellas cuestiones que consciente o inconscientemente nos afectaban empiezan a superarse y con ello recuperamos toda la energía que perdíamos por estos problemas.
Hay que tener claro, que es frecuente que al tratar con Reiki éstas áreas de nuestra vida, emerjan a la parte consciente situaciones relacionadas con temas o desafíos internos y haya que mirarlas de frente para así comprender mejor el por qué nos sentimos como nos sentimos y podamos tomar acciones. A veces no es fácil porque a nadie nos gusta oler directamente la porquería, pero es el único camino, sino ¿cómo puedo solucionar el problema si no sé cuál es exactamente?. En todo caso siempre tendremos el apoyo energético del Reiki, por el que si estamos determinados a tomar acción tendremos la fortaleza mental y energética para poder actuar. Puede que momentáneamente sienta el dolor de arrancar la espina de mi dedo, pero qué bien nos sentimos después, muchísimo mejor que si la dejamos ahí creando más complicaciones y más dolor innecesario.
Resumen, este nivel nos aporta:
– Armonía mental y emocional.
– Equilibrio, serenidad, paz interior y un aumento de la vitalidad física al no agotarla en darle vueltas a los problemas mentales y emocionales ya resueltos.
– Recuperamos la alegría de vivir, la ilusión del niño que quiere disfrutar del mundo.
– Malestares físicos que tienen su origen en la mente (psicosomático) se disuelven o se atenúan.
– Puede acentuar el deseo de profundizar en uno mismo a un nivel más trascendental (quién soy, cuál es el sentido de la existencia, dónde voy, que quiero de la vida para mi realización), conectándonos con una parte de nosotros, el Ser Interior, que es espiritual.
– Al conectarnos a un nivel más profundo de nosotros mismos, surge naturalmente, el deseo de ser mejores personas. Los problemas que resolvemos nos dan sabiduría que podemos utilizar para aliviar a otros. (Aquí se cumple la frase: “tus demonios se vuelven en fuente de Poder y Sabiduría”, poder al recuperar la energía perdida y sabiduría porque te comprendes mejor a ti mismo y a los demás.
©Rita Páez http://ReikiEnCastellon.com
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