Mimoreiki

No, no es el Reiki del Mimo (aunque un Mimo también emplee sus manos para expresar su arte). Mimoreiki es el Reiki a base de mimitos, de “mimosín”, de “apapachos”, de “a gustirrín”. Un método secreto para una curación rápida y efectiva de las dolencias corporales agudas, ¿y por qué no?, también de las crónicas.

Como inquieta practicante holística, siempre juego a mezclar sinérgicamente unas técnicas con otras con el fin de potenciar tratamientos, combinar estilos o sencillamente descubrir nuevas cosas. Siempre voy experimentando y desarrollando nuevas ideas, y hoy quiero comentarles sobre una que me parece realmente excepcional, y que la recomiendo ampliamente a aquellos reikistas que por ventura les toca autotratar sus propias dolencias. Y digo bien “por ventura”, ya que dicha experiencia nos permite, si permanecemos alerta, participar en un proceso más profundo y sanador que cualquier otro. Se trata del Reiki con ternura, Reiki de mimitos, Mimoreiki.

He aplicado el Mimoreiki con excelentes resultados sanadores, en al menos algún nivel (o en todos). Me explico: es frecuente disgustarnos con nuestro cuerpo (o nuestra mente, o nuestras emociones, etc), cuando nos juegan una mala pasada, tipo: enfermarnos cuando menos lo esperamos. Y también es frecuente luchar y batallar a todo tren contra ello, de hecho, sin ánimo de echar bronca, es casi la premisa habitual por la que se rige la medicina convencional, y también el modo en como lo entendemos todos (por eso la práctica está tan difundida). A la menor contrariedad, optamos por una pastilla, o dos, o tres, y si cabe cirugía, algunos ni se lo piensan…¡horror! pero bueno en fin, habrán ocasiones en que es lo más justificable, pero también estoy segura de que algunas (muchas) dolencias no requieren procedimientos tan drásticos, o al menos no de forma tan inmediata como ya! ¡al quirófano!. Pero en fin, que ya me he desviado del tema. Lo que trato de decir, es que hacemos bien en cultivar un poco la paciencia y también la compasión por nuestro cuerpito serrano que soporta mil y una vejaciones continuadas desde muchos flancos a la vez, y no recibe ni una mínima gratificación o agradecimiento de nuestra parte. Bien, es aqui donde encaja nuestro Mimoreiki.

Parto de la premisa de que poseemos un cuerpo perfecto divina e inteligentemente orquestado, que sabe hacer muy bien su trabajo, de hecho la mayor parte de su trabajo lo hace sin que tengamos que darle ninguna orden precisa, sabe procesar agua, oxígeno y alimentos, limpiarse, autocurarse, defenderse, repararse, regenerarse y mil millones de cosas más, cuanta más anatomía y fisiología estudio, más me enamoro de él , su inteligencia me supera, su milagro me arrebata, me rindo ante su maestría, y he decidido hacer un Reiki consciente, tierno, mimoso y amoroso para con él… :-).

Esto se ve mejor gráficamente, asi que les pondré un par de ejemplos:

Hace unos cuántos años atrás tuve fractura múltiple de tobillo en un accidente a pocos días de mi llegada a España (buena entrada, si!). Por entonces no estaba iniciada en Reiki, pero mi chico si, y me alivió muchísimo las molestias, y mejor, ya que los analgésicos me producían alergias. Luego tuve que regresar a mi país…, sin chico, sin Reiki, ni mimos ni ná!, así que tuve que apañármelas. Estuve yendo a rehabilitación, el pronóstico no era del todo esperanzador, no me prometían recuperar la movilidad completa, y como soy tan amante de los retos pensé que era una oportunidad genial para rebatirlo :-), fue entonces cuando empecé con los mimos. Mi chico me hacía Reiki a distancia, y yo hacía los mimos. Untaba mi tobillo con crema y le hablaba…, a los huesos, tendones, ligamentos, a los osteocitos y osteoclastos :-D, les pedía disculpas por ese mal tropiezo, les apoyaba en su frenética labor de recuperarse, les recordaba como estaban antes (tonterias, lo saben mejor que yo), y les animaba a dejar todo hecho de la mejor manera posible para que pudiera andar como antes…., no hace falta decir, que al final gané mi desafío, estoy segura de haber llegado a sus conciencias óseas y conectado con ellos para que el resultado obrase de manera muy rápida y además efectivísima, acabé celebrándolo una nochevieja con alto tacón!, a sólo 2 meses del accidente y a 100% movilidad!. Han pasado 12 años de eso y a día de hoy, no sólo sigo caminando, corriendo y bailando como antes con total flexibilidad, sino que tampoco tuve esas raras condiciones que a veces ocurren, como que duelen los huesos o las cicatrices con los cambios de temperaturas y esas cosas.

El otro ejemplo, fue también años atrás. Había cogido una gripe tremenda, por no haber resistido a la idea de andar descalza por la hierba fría del invierno (sin mojarme la cabeza, truco de curanderas para no resfriar!). Tras dos días al calor corporal de 38-39 grados, y sabiendo que mi cuerpito luchaba con todos sus ejércitos, por primera vez en muchos años, me dejé estar inútil en cama por 48 horas. Luego noté que la tos se reducía y bajaba toda la congestión a los pulmones y bronquios, asi es que me acosté a hacerme mi Mimoreiki (que entonces ya estaba iniciada). Coloqué mis manos en el pecho, activadas con Reiki, y entablé una dulce conversación con mis agitados bronquios y mis fieles pulmones, agotados entre tanta faena. Los visualicé por dentro y por fuera, los acaricié, los animé, los besé, les agradecí su labor anónima e incondicional, su cotidiana función por llenarme diariamente de vida, de energía, si ellos no trabajaran me ahogaría, y moriría. Ellos, junto con otros órganos me mantienen con vida, y entonces luchaban por preservarla, por purificarme, por autolimpiarse, y por defenderme. Sentí paz, agradecimiento, cariño de verdad…. mis manos ardían al punto que quemaban horrores. Les apoyé, juntos, ellos, el Reiki y yo, hicimos que esa noche por fin sudara y me liberara de la fiebre, tuve que deshacerme de todas las mantas y dormir casi al descubierto y con menos ropa… a la mañana siguiente pude salir de nuevo, ir a clases incluso (entonces estudiaba) y la fiebre ya no volvió…. ¿no es genial?

A mimarse pues!

©Rita Páez –  http://ReikiEnCastellon.com

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2 comentarios

    • Victoria el octubre 13, 2011 a las 6:18 pm
    • Responder

    Genial! me parece una terapia no solo para para restablecer el físico sino para trabajar en la aceptación del propio cuerpo (un tema candente, ¿no es así, chicas? ¿y chicos?). No solamente como algo hermoso por fuera, sino también por dentro, único, milagroso, mágico… Ese compañero que nos acompaña de por vida y al que maltratamos tantas veces y no le prestamos la atención que merece.
    Además, lo de hablarle al cuerpo, enviarle cariño y mimo, me suena de algunas prácticas de Tai-Chi o Chi-kung, donde uno le envía energía a determinados órganos, y además, se les dedica una sonrisa :D

    1. Si! :) años después descubrí el ejercicio de la “sonrisa interior taoista”, muy similar a lo que expongo; aunque la idea del Mimoreiki se me ocurrió al combinar el reiki con un procedimiento de los aborígenes australianos (hablarle al cuerpo herido) descrito en el libro “las voces del desierto” de Marlo Morgan :) y es que mientras convalecía del tobillo, dada la escasa movilidad y la baja laboral, disponía de muchísimo tiempo para dedicarme a una de mis actividades favoritas: leer. En ello consumía las horas… “sarna con gusto no pica” como decía mi madre jeje!

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